Verano
del 2010, caía un sol intenso que casi quemaba la piel. Todos en la oficina con
un nivel de concentración nulo, y es que el aire acondicionado se había
malogrado en la época más calurosa del año. Esmeralda, la colaboradora más
antigua en la empresa del área de limpieza andaba de un lado a otro en la
oficina como de costumbre, pero ese día se le hizo tarde. El despertador no
sonó y estaba más ajetreada que nunca por llegar tarde al trabajo. Se levantó
con el tiempo justo, se vistió y salió de casa incluso sin desayunar. Conforme
iban pasando las horas, Esmeralda iba interactuando con sus compañeros hasta
que se empezó a sentir un ambiente cargado, con aromas no muy agradables
alrededor de ella. Y lo peor del caso es que nadie le decía nada.
Dos
semanas después de ese incidente, volvió a suceder, pero esta vez nadie quería
acercarse a ella. Esmeralda se sintió mal, muy incómoda y poco tiempo después
presentó su carta de renuncia. Nunca supo el verdadero motivo de por qué sus
compañeros se alejaban de ella siempre.
El aseso personal es tan importante como la
alimentación diaria. Es nuestra carta de presentación no solo en el ambiente
laboral, sino con nuestros familiares directos, padres, hijos. Por ello, lo
primero a tomar en cuenta es una buena ducha diaria. El bañarse desestresa,
relaja y hace que te sientas bien, además que el contacto con el agua es súper
fresco. Lo mejor es hacerlo al empezar tu día, pero si estás con ese terrible
frío típico de invierno, sin querer salir de cama, descuida, cuando pongas la
temperatura caliente en la ducha imagínate que seguirás abrigada en cama. Te
sentirás mejor y lista para empezar tu día.
Un
punto que jamás deberá pasar desapercibido es la higiene bucal. Es fundamental
cepillarse los dientes por lo menos 3 a 4 veces al día: al levantarnos, luego
de desayunar, luego de almorzar y luego de cenar o al acostarnos.
Y podría seguir enumerando más y más ejemplos
de todo lo que uno debe hacer para estar bien en el día a día en cuanto a
higiene se refiere. La lista es innumerable, pero la actitud y ganas de hacerlo
son muchas veces las que faltan. Que la flojera no te domine, no lo hagas por
los demás o por el qué dirán, hazlo por ti misma para conservarte mejor.
Recuerda, tu cuerpo te lo agradecerá eternamente.
Besos,
Claudia
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